Viajeras 

A veces parece que una persona puede leer el pensamiento a otra. Me encontraba en un momento bastante bajo y necesitaba cambiar de aires una temporada. Y justo en ese momento recibí una llamada: “coge lo que tengas y vente a la isla que tengo un mes libre”. Sabía que Carla llevaba un par de años en las Islas Canarias, aunque ya no sabía muy bien en cuál de ellas. Empezó trabajando en una escuela de surf, pero al parecer lo había dejado y se dedicaba a escribir en su propio blog sobre sus viajes para coger olas. No sabía si eso daba dinero, pero por lo visto sí. 

La cuestión es que yo sí que no estaba para tirar cohetes, pero Carla me dijo que solo tenía pagar los billetes de avión que, además, ahora estaban bastante baratos. Me dijo que había estado mirando autocaravanas para dos personas de segunda mano y que había comprado una. Que esa era su nueva casa porque había dejado el alquiler. Carla es así. Y allá me fui con ella.

Cuando era más jovencita yo también hice surf, pero había perdido un poco la práctica. Carla me prometió que eso no se olvida. ¿Había un plan mejor que pasar un mes en Canarias haciendo surf con la que estaba cayendo por la península? Pues no: era exactamente lo que necesitaba. Cuando mi amiga me recogió en el aeropuerto me sorprendió su vehículo. Cuando me dijo que había mirado autocaravanas para dos personas de segunda mano supuse que sería una cosa un poco ‘hippie’. Pero nada de eso: era una autocaravana con todo tipo de comodidades. Y aunque era de segunda mano, tenía muy poco uso. Vaya, que íbamos a estar muy cómodas: no olvidemos que se suponía que íbamos a ‘vivir’ allí como un mes. 

Y así lo hicimos. Para mí fue como volver a nacer: alejarme durante un tiempo de la rutina y de los problemas y sentirme de nuevo en la naturaleza. Cuando me fui, Carla siguió con su autocaravana unas semanas más. Y a mí la experiencia se me quedó rondando la cabeza: tal vez vuelva a repetir el año viene.

Deja una respuesta