El verano pasado decidí darle un nuevo aspecto a mi casa en Sanxenxo, así que contraté a un grupo de pintores para pintar el exterior. La empresa que elegí se especializaba en pintura para exterior Sanxenxo, así que confié en que harían un buen trabajo.
El primer día llegaron muy temprano y comenzaron a preparar todo. Colocaron lonas en el suelo, cubrieron las ventanas con plástico y empezaron a lijar la superficie para que la pintura se adhiriera correctamente. Todo parecía ir bien hasta que llegó la hora de abrir las latas de pintura.
Uno de los pintores había dejado las latas al sol durante demasiado tiempo y la mayoría de ellas estaban endurecidas. Intentaron abrirlas con un destornillador, pero solo lograron romper las tapas y mancharse de pintura. Después de varios intentos fallidos, decidieron ir a comprar nuevas latas.
Cuando regresaron con las nuevas latas, se dieron cuenta de que habían comprado diferentes tonalidades de verde. Mi casa tenía que ser pintada con un solo color, así que tuvieron que volver a la ferretería para cambiarlas.
Finalmente, lograron tener el mismo tono de pintura y empezaron a pintar. Sin embargo, uno de los pintores accidentalmente pisó una lona mojada y patinó, causando un efecto dominó y haciendo que todos los botes de pintura cayeran al suelo. Un desastre total.
Después de limpiar todo y reemplazar las pinturas que se habían derramado, los pintores continuaron su trabajo. Estaban avanzando bastante rápido hasta que uno de ellos recibió una llamada y se distrajo por completo. Olvidó que había dejado su rodillo de pintura en la pared, lo que causó una horrible mancha.
Mientras trataban de arreglar la mancha, otro de los pintores se resbaló con la lona y cayó sobre un arbusto lleno de hormigas. Fue una situación bastante cómica ver al pintor saltando y gritando mientras los demás intentaban ayudarlo a quitarse las hormigas de encima.
Después de algunas horas, finalmente terminaron de pintar mi casa. A pesar de los contratiempos, el resultado final fue fantástico. La casa se veía totalmente renovada y pintoresca, incluso mejor de lo que había imaginado.
Aunque la experiencia fue un poco caótica, no puedo negar que me divertí mucho viendo a estos pintores tratando de hacer su trabajo. Al final del día, todo valió la pena gracias a la excelente pintura para exterior en Sanxenxo que utilizaron.
Desde entonces, cada vez que veo mi casa pintada de verde, recuerdo con una sonrisa aquellos días locos y desordenados.