Criollas, ‘earcuffs’ y otros tipos de pendientes más comunes en joyería

A principios de siglo, arqueólogos búlgaros descubrieron un pendiente con cerca de tres milenios de antigüedad. Este y otros hallazgos similares confirman que estas joyas han acompañado al ser humano desde los orígenes de la civilización, no siempre con fines ornamentales. Hasta el siglo diecinueve, por ejemplo, los piratas utilizaban pendientes aro oro para asegurarse una sepultura digna, mientras que los egipcios se adornaban con piercings como un símbolo de poder.

Diversidad, esa es la palabra que mejor define a los pendientes actuales. En el escaparate de cualquier joyería se muestran pendientes de variado diseño: trepadores, earcuffs, rosetón, de botón o de aro. Estos últimos están avalados por una larga tradición, con diámetros y grosores variables, usualmente fabricados en oro, plata y otros metales preciosos. Reciben también el nombre de criollas, y su demanda experimentó un repunte en los años ochenta y noventa, como evidencia el look de algunas de sus celebridades.

La elegancia de los pendientes trepadores los posicionan como una elección frecuente en fiestas y eventos solemnes. Se caracterizan por su diseño alargado y distribución entre el lóbulo y la hélix de la oreja, creando la ilusión de que la joya está ‘trepando’.

En los últimos años, los pendientes de broquel o botón han ganado peso gracias a su minimalismo y sofisticación. Se comercializan en multitud de formas y estilos, y son la opción más discreta. De diseño similar, los pendientes rosetón reciben este nombre por su parecido con la vidriera circular que decora numerosos templos cristianos. En general, se elaboran con gemas y piedras preciosas reproduciendo motivos florales, geométricos, etcétera.

Más novedosos son los pendientes sin agujero o earcuff, un producto idóneo para las personas contrarias a las perforaciones. Su diseño permite una unión segura y cómoda al cartílago de la oreja, siendo fácil de poner y de quitar.

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