El retinol, ingrediente base de multitud de cremas y sérums faciales, se ha convertido en un activo indispensable del sector cosmético. Sus propiedades antiinflamatorias, hidratantes y seborreguladoras justifican la buena prensa de este compuesto y su uso en tratamientos acne Vigo, por ejemplo.
Junto con el adapaleno o el retinaldehído, este derivado de la vitamina A forma parte de la familia de los retinoides y se emplea en dermatología con fines diversos. Cuando entra en contacto con la piel, este ingrediente se transforma en ácido retinoico, lo que facilita su absorción.
Entre las funciones del retinol, destacan su capacidad para regenerar las células cutáneas y exfoliar la superficie cutánea. También estimula la producción de proteínas como la elastina y el colágeno, esenciales para la salud y estética de la piel.
El retinol interviene a su vez en la queratinización, esto es, un proceso clave para el mantenimiento de la epidermis. El fotoenvejecimiento tampoco es un problema para quienes utilizan este tipo de retinoide, pues favorece la absorción de los rayos UV.
Otra utilidad del retinol es su efecto calmante y antiinflamatorio, hecho que contradice un mito muy extendido en la red que sugiere que este ingrediente puede irritar las pieles sensibles. Otra falsa creencia desaconseja el uso de retinol en el contorno de los ojos por idénticas razones.
En especial, el retinol está indicado para los afectados de acné vulgar. Este compuesto ayuda a reducir las secreciones de sebo, una suerte de grasa que desprenden las glándulas de la piel y cuyo exceso está relacionado con dicha afección cutánea.
Además, contribuye a suprimir las células muertas que obstruyen los poros de la piel y desencadenan brotes de infección. Sus propiedades antiinflamatorias, referidas anteriormente, atenúan el enrojecimiento que acompaña a los brotes de acné. Por consiguiente, los cutis con espinillas, granos o puntos negros reconocen en el retinol uno de sus grandes aliados.