Quién nos iba a decir que Pepe El Flaco, que así le llamábamos nosotros en el barrio, iba a convertirse en un representante de famosos. De hecho, yo ni siquiera sabía que existía esa profesión. Y aunque él es muy discreto (lo tiene que ser por su trabajo, como siempre dice), cuando le vemos, siempre nos cuenta algunas cosillas, aunque nunca da nombres concretos.
Más o menos sabemos quiénes son algunos de sus representados, pero cuando cuenta alguna anécdota nunca se refiere a nadie: somos nosotros los que tenemos que, en todo caso, encajar la información con la cara. Yo nunca había sido muy aficionado al mundo de la televisión y los realities. Pero ahora que Pepe se dedica a ese mundillo, lo veo con otros ojos.
Siempre nos dice que las cosas nunca son lo que parecen y que muchos de los que salen en los programas del corazón son personas normales, la mayoría de las veces, incluso —dice él— buenas personas. Nos habla mucho de una chica que trabaja con él que sale mucho en televisión y que, últimamente, está muy preocupada por su físico. En uno de los programas en los que sale la han criticado por tener “ya las primeras arrugas en el cuello” y aunque no mostró ningún enfado en directo, después, en compañía de Pepe, se derrumbó. Y empezó a hablar de hacerse un lifting.
La única operación que tiene esta chica, según Pepe, es de la nariz, y no fue una cuestión solo estética ya que respiraba mal. Pero ahora se está planteando hacerse algunos retoques. Dice Pepe que las operaciones estéticas están a la orden del día en televisión pero que, además, cada vez son más las personas “anónimas” que pasan por el quirófano. Y no hay nada de malo en ello. Estoy de acuerdo: cada uno es dueño de su cuerpo. Otra cosa es que esta chica deba operarse porque la han humillado en directo.
Pepe le ha dicho que si se quiere hacer el lifting para estar más a gusto, que lo haga, pero que en ningún caso debe sentirse forzada por la presión de la televisión. Pepe es así, todo un ángel de la guarda de sus representados.